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Carlos Ruiz Zafón, LA SOMBRA DEL VIENTO

Carlos Ruiz Zafón, LA SOMBRA DEL VIENTO

Se comenta por los (ciber) mentideros literarios que "La sombra del viento" fue descartada por los jurados del premio Fernando Lara 2000 pero que uno de los críticos de ese jurado le hizo llegar, casualmente, al propio Lara un ejemplar de "La sombra...".

Se comenta que el señor Lara sugirió que a juzgar por "La sombra del viento" Carlos Ruiz Zafón podría ser presentado como serio candidato al primer premio....
Y claro, los jurados del premio tuvieron a bien la sugerencia de Lara pero se negaron a que Zafón fuese más allá de ser finalista...

Y así fue: ese año se llevó el gato al agua una mujer, Ángeles Caso por su novela "Un largo silencio".

Sin embargo, a día de hoy (tres años después) "La sombra del viento" es todo un fenómeno editorial, uno de los mayores éxitos de ventas a nivel nacional y una de nuestras mejores exportaciones literarias (célebre también el elogio del ministro alemán de Exteriores, Joschka Fischer, en el marco de la Feria del Libro de Francfort).

La pregunta es inevitable:
¿Qué tiene "La sombra del viento" que se ha convertido en imprescindibles para tantísismos lectores?

De entrada es uno de esos libros "raros" que se venden a sí mismos, es decir, que sus ventas no son consecuencia de una promoción milonaria por parte de la editorial (al menos en este caso no durante los dos-tres primeros años) sino que responden a la mejor de las promociones: el boca-oreja de los lectores.

Un amanecer de principios de verano de 1945 Daniel Sempere es conducido por su padre, librero de oficio, al Cementerio de libros Olvidados.
Siguiendo con la tradición de tan peculiar cementerio, el chaval debe adoptar un libro.
Desorientado entre infinidad de volúmenes Daniel acaba responsabilizándose de "La sombra del viento" de un tal Julián Carax. Se lo lleva a casa, se lo lee de un tirón e inmediatamente intenta averiguar más sobre el autor con la intención de leer todo lo que haya escrito...

A partir de aquí Zafón comienza a desgranar toda una trama de intrigas y enigmas que atrapan irremediablemente al lector hasta la última de las quinientas y tantas pàginas casi sin respirar.

La historia (si se pude llamar así) nos pasea por la Barcelonas de Juan Marsé y Eduardo Mendoza, la de la postguerra civil española, por una Barcelona que no acaba de levantar cabeza tras el varapalo de la contienda y aún bajo el control de la conocida "corruptela franquista".

Si me permiten, el corte del libro es casi un guión de cine, ¿a alguien le ha pasado inadvertido que a medida que se avanza en la lectura uno casi se va imagininando la película?

¿Se animarán David Trueba o Mario Camus a llevar el texto a la gran pantalla?
Esperemos que sí.

Pero sigamos.
Si uno consigue parar de leer unos instantes aunque sea para respirar o para ir al "excusado" quizá caiga en la cuenta de que Ruiz Zafón ha echado mano de algunos recursos algo... escabrosamente juveniles. Por ejemplo, magnífico el Cementerio de libros olvidados, pero ¿no parece casi que de buenas a primeras nos va a aparecer (con perdón) un Harry Potter envuelto en su túnica transparente?

Insisto, magnífico el recurso pero quizá excesivamente gótico, romanticoide más que romántico.

De agradecer que se le haya ahorrado la joroba al señor Monfort, vigilante de tan insigne lugar.

El problema (¿el logro?) es que uno no puede dejar de leer, apenas hay respiros para detenerse y reflexionar, para reencajar el puzzle, para cuadrar ideas e impresiones. Tan devotamente se lee que hasta varios días después no se cae en la cuenta de algunos recursos casi facilones de romanticoides e idílicos que son usados por Zafón...

Veamos...

Dos polos: el bien y el mal.

Por supuesto el bien se identifica con Daniel, la principal voz narradora (principal que no única porque estamos ante una auténtica polifonía narrativa), un personaje joven, presumiblemente guapo, fantástica y casi pastelosamente enamorado de una casta (solo al principio) adolescente refinada y etérea que de ningún modo podría dejar de llamarse Beatriz.

Por supuesto el mal se encarna en un personaje ralo, curtido, rencoroso, malhablado... omnipresente y casi casi omnisciente y omnipotente (amén): el policia franquista (sic) señor Javier Fumero.

Y por supuesto, no podía faltar y efectivamente no falta un personaje bisagra, un puente, un contacto entre ambos mundos, una Celestina... sólo que en este caso el amigo Fermín Romero de Torres se sale del perfil y se convierte además de en uno de los pilares del texto (indiscutible), en un personaje entrañable cuyo humor, desfasado a lo castizo, nos enganchará aún más a la hipnótica e insómnica lectura.

De cine (insisto) el desarrollo de un libro dentro de un libro, magnífica base para la espiral de intrigas en la que nos veremos atrapados y que nos mantendrá en vilo, seguro, hasta que, unas páginas antes del final, en la carta de Núria Montfort, hija del vigilante del cementerio, veamos la luz.

Un libro dentro de un libro, una historia dentro de otra, desde "Las mil y una Noches" de Sheretzade hasta "Soldados de Salamina", ¿quien da más?

¿Una historia de amor?
¿Una novela negra?
¿una historia de aventuras?
De todo y más se encuentra en esta novela enorme, completa y correctísimamene ligada, incluso un magnífico y nada disimulado duelo a lo John Wayne algo durillo de leer pero fácilmente imaginable.

Claro, conociendo un par de detalles sobre al vida de Carlos Ruiz Zafón es fácil observar que "La sombra del viento" tiene una clarísisma vocación de guión cinematográfico.. por ejemplo es especialmente curioso el recurso de introducir otras voces que (durante varias páginas) se convierten en narradoras principales.
De buenas a primeras la narración se interrumpe y emergen -en algunas ocasiones no se sabe bien de donde- textos impresos en una tipografía diferente con información fundamental para el desarrollo de la novela... ¿quién no ha interpretado estas incursiones como una voz en off?

A una cierta distancia "La sombra del viento" se ve mejor. Una Barcelona gris, unos personajes que evolucionan (lo que no es nada desdeñable) dentro de sus correspondientes tipologías bueno-malo, una trama de amores etéreos y desamores humanos.. el happy-end no nos lo perdona ni la Madre de calcuta, pero claro... no es cuestión de desvelarlo impúdicamente...

Un libro que casi sin excepción está gustando a todo el mundo y que ha sacado a Zafón de las sombras para plantarlo en medio del altar que todos los editores tienen a la virgen de "Las Ventas"...

¿cuál será su siguiente trabajo?

Ramiro Tomé
info@arquera.com

LA VELOCIDAD DE LA LUZ, de Javier Cercas

LA VELOCIDAD DE LA LUZ, de Javier Cercas

Cuatro años llevábamos esperando, los lectores de Cercas, su último trabajo. Y por fin llegó: "LA VELOCIDAD DE LA LUZ", Tusquets editores, Barcelona, marzo de 2005.

EL trabajo anterior, "Soldados de Salamina", más allá de su enorme éxito de ventas, resultó ser una magnífica e incontestable novela que dejaba el listón realmente alto.

¿De qué trata "La velocidad de la Luz"?

En pocas palabras es, por una parte, la historia de un aspirante a escritor y su relación con un excombatiente de Vietnam, a quien conoce en una universidad americana y, por la otra, la historia del escritor zarandeado por el éxito. Ambas historias le sirven al autor para reflexionar sobre uno de los extremos de la condición humana: la capacidad de infringir el mal, y sobre las consecuencias del éxito social para todo aquel que, consiguiéndolo, erre en su gestión.

Además, y como en "Soldados de Salamina" esta nueva novela se nutre (desde mi punto de vista) del mismo planteamiento formal: el proceso de creación literaria, la relación realidad-ficción y el logro de conseguir que el lector deduzca que el libro que se está escribiendo a lo largo del texto es, precisamente, el que está leyendo.

Este mismo planteamiento formal ha sido usado recientemente en diferentes obras por diferentes autores. Valgan como ejemplo además de los dos últimos trabajos de Cercas, "LA Sombra del Viento" de Ruiz ZAfón y últimamente Bernardo Achaga en "El hijo del acordionista".

Pero continuemos con "LA velocidad" y vayamos por partes:

La historia descrita en "La velocidad de la luz" coincide, a grandes rasgos con la biografía del autor. Está claro que Cercas "juega" a la identificación autor-narrador, a hacer creer al lector que todo lo está escrito es real, entendiendo como real el hecho que los personajes existan más allá de la novela, que lo narrado sea más o menos cierto, que sea, (ay) verdad.

El incipit ya nos pone en aviso: "Ahora llevo una vida falsa, una vida apócrifa y clandestina e invisible aunque más verdadera que si fuera de verdad".

A lo largo del primer bloque, las consignas son, me parece, claras:

Cercas inserta en los diálogos del personaje escritor y Rodney fragmentos que giran y giran sobre la relación entre la realidad y la literatura, y que convergen en la figura del escritor:

La propuesta es clara: el narrador (en primera persona) no es el mismo que el autor. Sin embargo, todos los indicios, a partir de lo narrado, apuntan a la identificación de ambas figuras. Del mismo modo que la Cercas de "Salamina" no era el "Cercas" autor, en "La velocidad" el escritor que narra no es el Cercas que escribe.

Pero... más allá de la táctica formal que Cercas arma para dar cuerpo a su historia, coemntaba que "La velocidad de la Luz" trata sobre dos temas:

1. la historia de un aspirante a escritor y su relación con un excombatiente de Vietnam, a quien conoce en una universidad americana.

2. la historia del escritor zarandeado por el éxito.

Veamos el primer tema:

El escritor sin nombre conoce, en su estancia en la Universidad de Urbana, a un excombatiente de la Guerra del Vietnam.
Valga como nota que no deja de ser extraño que Cercas aborde semejante tema.

Sea como sea, el eje central de este bloque temático es la experiencia de Rodney, el excombatiente, en la Guerra del Vietnam. Cercas se encarga de describirlo antes, durante y después de su intervención en el conflicto y la bruma de lo que el personaje vivió durante su estancia en Vietnam no la descifra sino en pequeñas dosis intentando maximizar la impresión de los hechos narrados sobre el lector.

El opuesto paralelismo con "Salamina" no pasa desapercibido: mientras que en la primera novela, en una situación de conflicto bélico un soldado permite que Sánchez Mazas huya a pesar de tenerlo encañonado, en "La velocidad" un soldado que algunos meses atrás era un civil ejemplar, se transforma en una bestia de matar enrolado en la tristemente célebre Tiger Force.

Cercas planea sobre el tema sin acabar de profundizar lo suficiente, como si narrase intentando no herir sensibilidades...

Cualquier hombre normal y corriente, en determinadas circunstancias puede devenir un asesino descontrolado.

Los textos son, sin duda, escalofriantes, sin embargo, en una sociedad tan harta de conlflictos y de sus descripciones, estos fragmentos no acaban de conseguir transmitir el horror que Cercas intenta hacernos llegar:





En el artículo "Kurtz: De Conrad a Coppola" puede verse un ejemplo de literatura que sí alcanza a transmitir ese horror... Conrad y Coppola lo consiguen en "EL corazón delas tinieblas " y "Apocalipsis now" respectivamente.

Pero dejemos el "horror" para pasar al segundo tema sobre el que bascula "La Velocidad" y que parece ser, es el que más ha llamado la atención de la crítica y la opinión pública: las consecuencias del éxito.

Cercas intenta retratar una caída en picado del escritor que conoce el éxito:

De alguna manera se nos habla de un vago paralelismo entre la deshumanización del hombre-soldado y la des-real-ización del hombre víctima del éxito, y que ambas realidades dependen de las circunstancias y no de sus protagonistas... aunque no parece que Cercas quiera insinuar ningún determinismo existencialista.

Quizá es la parte más floja de la novela. No deja de ser curiosa la repercusión que ha tenido en los medios de comunicación el hecho de que Cercas novele su propio éxito con "Soldados" siendo la parte menos verosímil y menos convincente.

Sin duda, esta última novela de Cercas cosechará un éxito similar al de "Salamina" y, claro está, acaba de consagrar a Javier Cercas como escritor de referencia en lengua castellana.

No en vano cuenta con "la bendición" de nada más y nada menos que de Steiner, y como reza el dicho: "palabra de Steiner: ta adoramos señor"

Ramiro Tomé
info@arquera.com

Robert Walser, EL PASEO

Robert Walser, EL PASEO

De vez en cuando (muy de vez en cuando) cae en tus manos un libro de esos realmente especiales, un libro prácticamente desconocido en las librerías, un libro de un autor de los que no te suenan ni de casualidad...

De vez en cuando un libro te frena en seco, te sacude la mirada y te refresca las ideas.

Ése es el caso de un pequeño libro de la colección "Libros del Tiempo" de la editorial Siruela: EL PASEO, de Robert Walser, Madrid, 4ª edición, 2001. Traducción de Carlos Forteca.

De entrada uno recibe el libro con un cierto escepticismo... ¿quién será Robert Walser?, se le da un buen repaso, se le acaricia, se mesura la calidad del ejemplar, la credibilidad de la editorial, el año de publicación... se ojean las páginas, el tipo de papel, el tamaño de la letra... se leen las primeras líneas...

"Declaro que una hermosa mañana, ya no sé exactamentee a qué hora, como me vino en gana dar un paseo, me planté el sombreo en la cabeza, abandoné el cuarto de los escritos o de los espíritus, y bajé la escalera para salir a buen paso a la calle"

...y se guarda, se aparca en el rincón de los libros especiales porque, como todo el mundo sabe, para leer según qué libros se necesitan (según las personas) determinados estados de ánimo.

Días (semanas, meses o años) después, a saber por qué oscuros motivos, uno reconoce en su interior una incierta inquietud lectora bien diferente de la lectora sed de cada día... es entonces cuando, a saber por qué oscuros motivos, uno se acuerda al instante de éste o aquél libro que no se sabe cuánto tiempo hace que nos espera.

Sólo en estos momentos cabe acometer la lectura de "El paseo" y claro... se trata de apenas 70 páginas que se leen en un suspiro y se digieren (quien no me crea que lo pruebe) con una relajante sonrisa.

¿y de qué va la "cosa"?

Pues sencillo. Tal como queda "declarado" en las primeras líneas del libro y tal como reza el mismo título, se trata ni más ni menos que de un paseo que tan ricamente se da el señor Walser (para más información poeta) por su pueblo, en algún lugar de Suiza, un día cualquiera a media mañana.

La lectura és cuando menos relajada o mejor dicho relajante. Uno se ve arrastrado por la tranquilidad (evito términos como espiritualidad) por la paz de la narración, por el estado "romántico-extravagante" en el que se reconoce el propio Walser...

"El mundo matinal que se extendía ante mis ojos me parecía tan bello como si lo viera por primera vez"

Pero Alto!... ¿en qué año, en qué mítica época se dio el señor Walser semejante paseo? Se atiende entonces, una vez más, a los datos de edición del libro y se topa uno con la fecha: 1917 !!! En plena Primera Guerra Mundial !! En los incios de la Revolución Rusa !!

Europa se bate en armas y Walser pasea "romántico y extravagante" disfrutando hasta de su propia sombra.

¿Frívolo?

"Desde la superficie, me precipité a la fabulosa profundidad que en ese momento reconocía como el Bien. Aquello que entendemos y amamos nos entiende y nos ama también"

¿Trivial?

"Yo ya no era yo, era otro, y precisamente por eso era otra vez yo. A la dulce luz del amor, reconocí o creí deber reconocer que quizá el hombre interior sea el único que en verdad existe"

En absoluto.
En el contemplar del paseante cabe toda una filosofía de la percepción:
"Su cuidadosa mirada tiene que vagar y deslizarse por doquier, desinteresada y carente de egoísmo; tiene que ser siempre capaz de disolverse en la observación y percepción de las cosas, y ha de postergarse, menospreciarse y olvidarse de sí mismo, sus quejas, necesidades, carencias, privaciones..."

Probablemente uno de los secretos de "El paseo" sea lo contagioso de su tono. En apenas unas líneas nuestra lectura se tiñe de esa inefable lógica optimista o alegre esgrimida por el autor, que nos hace reconocer y participar de ese peculiarcísimo estado de ánimo.

La magia de "El paseo" es ese contemplar puro, esa conciencia de poeta valientemente defendida por encima de las exigencias sociales y sobre todo esa voz límpida hasta lo absoluto.

A riesgo de abusar de las citas prestadas del libro, no puedo sino terminar este breve paseo por "El paseo" con otro de sus párrafos, con todo un arrebato (permítaseme expresarlo así) de lucidez realista, con un jirón de naturalleza humana:

"A veces ando errante en la niebla y en mil vacilaciones y confusiones, y a menudo me siento miserablemente abandonado. Pero pienso que es bello luchar. Un hombre no se siente orgulloso de las alegrías y del placer. En el fondo lo único que da orgullo y alegría al espíritu son los esfuerzos superados con bravura y los sufrimientos soportados con paciencia. Pero no gusta derrochar palabras a este respecto. ¿Qué hombre honrado ha mantenido por completo intactos a lo largo de los años sus esperanzas, planes, sueños? ¿Dónde está el alma cuyos anhelos, osados deseos, dulces y elevadas concepciones de la felicidad se cumplieron, sin tener que hacer descuentos en ellas?

Ramiro Tomé
info@arquera.com"

''Eyes Wide Shut'': un ''Relato soñado''

''Eyes Wide Shut'': un ''Relato soñado''

El erotismo de una época: Viena fin de siglo. ¿Quién no ha admirado alguna vez el erotismo de obras como "El beso" de G. Klimt o de las famélicas mujeres de E. Schiele?

Como ellos, como Wittgenstein, como Kokoschka... el escritor Arthur Schnitzler también es hijo de aquella Viena "Fin de siglo" que tanto influyó en la cultura de la vieja Europa.

Sin embargo, está claro que A. Schnitzler, a pesar de pertenecer a tan sugerente época, lejos de aparecer junto a los gandes nombres de aquella Viena, es un autor de minorías... "Relato soñado" es uno de esos libros que ni suena a la mayoría de los libreros y que por supuesto, hay que encargar antes de comprar.

Pero aún así, vale la pena detenerse, sólo un momento, en Schnitzler porque a través suyo llegaremos de inmediato a la clave no sólo de su especialísimo "Relato soñado" o a la de "Eyes Wide sude", la película de Kubrick basada en la obra de Schnitzler, sino que también llegaremos a uno de los puntos de inflexión más trascendentes de nuestra civilización: la teoría del psicoanálisis.

UN MÉNAGE A TROIS: FREUD - SCHNITZLER - KUBRICK
Y es que, A. Schnitzler y Sigmunfd Freud, no tan sólo eran coetáneos en la misma Viena sino que, además, se conocían y eran amigos.

Claro, como sucede en estos casos, con el paso del tiempo, los años colocan a cada uno en su lugar y muy probablemente si no fuese por su vínculo con Freud, Arthur Schnitzler, hoy, sería poco menos que un autor anónimo, porque... ¿hubiese Kubrick leído a A. Schnitzler sino fuese por su relación con Freud?

Conjeturas a parte, Freud es la clave de interpretación que da sentido a "Relato Soñado" del mismo modo que "Relato soñado"es la clave de interpretación que da sentido a "Eyes Wide Shut". Conociendo un poco por encima las líneas generales del pensamiento de Freud (por cierto, uno de los llamdos “Filósofos de la Sospecha” junto a Nietszche y Marx), habiendo leído “Relato soñado” y habiendo visto una película tan críptica como "Eyes Wide Shut", se deduce fácilmente que Freud es, igualmente, la clave interpretativa de la última película de Kubrick.

Lo que no está tan claro es por qué Kubrick se sentía tan atraído por una obra como “Relato soñado” (y consecuentemente por el psicoanális) ni tampoco por qué tardó 30 años en madurar el proyecto de la película. Sí cabría cuestionarse, dadas las circunstancias, en qué modo influyó la lectura de “Relato soñado” en los anteriores trabajos del “gran director” o lo que sería lo mismo, en qué medida el psicoanálisis freudiano está presente en el cine de Kubrick desde que éste leyera Schnitzler.

Pero vayamos por partes:

SIGMUND FREUD
En mayor o menor medida todos conocemos las aportaciones de Sigmun Freud.
Básicamente, la teoría de Freud proponía una reinterpretación de las claves del desarrollo de la personalidad y con ellas una nueva teoría de la sexualidad.
En síntesis, Freud venía a relacionar las neurosis (origen de sus estudios) con las frustraciones inconscientes, con los deseos reprimidos y con la represión de recuerdos dolorosos.
De este modo, establecía que las frustraciones y los deseos reprimidos se grababan en el subconsciente (los sueños no serían sino la realización oculta de esos deseos) y que, en origen, nacían de la represión sexual.
No en vano la sexualidad para Freud era el aspecto más importante del desarrollo de la personalidad.
Así pues, con estas tesis Freud demostraba la existencia de “lo inconsciente” dando, de este modo, carta ontológica a lo que hasta entonces era “no real”: los sueños.

ARTHUR SCHNITZLER
Nació en Viena en 1862 (Freud tenía apenas 6 años) En 1924, es decir, a sus 62 años, publica su obra capital, "La señorita Elsa": un alarde de psicoanális llevado a la literatura. (Las famosas "Lecciones introductorias al psicoanálisis" son de 1922).

Un año después, en 1925, Aparece "Relato soñado". Ya en el título asoma descaradamente el psicoanálisis. ¿Qué otro título podría ser más adecuado?

Pero sigamos.

La novela se estructura en siete bloques como siete pecados capitales.
Ya en el bloque I, Schnitzler pone sobre el tapete su jugada...
Alberti y Fridolin (pertenecientes a la alta sociedad de entresiglos), acuden a un baile de máscaras en el que ambos disponen de sendas oportunidades para la infidelidad conyugal.
Después de la fiesta, en una sesión de sinceridad matrimonial, Albertine (que real aunque figuradamente se quita la máscara), narra a su marido un sueño en el que le es infiel.

La caja de Pandora ha sido destapada por una (textualmente) "conversación seria sobre los deseos escondidos y apenas sospechados que hasta en el alma más pura y clara pueden provocar turbios y peligrosos remolinos"

Fridolin es fuertemente impactado por las confesiones de su amada y bella esposa y asume la infidelidad onírica prácticamente como real: el sueño como base de la realidad?

En cualquier caso, al final de este bloque Fridolín debe atender una urgencia médica y debe salir en plena madrugada.... se inicia, de este modo, la "noche de las tentaciones"
Hasta aquí, Schnitzler apenas ha comenzado y, como decía, ya ha mostrado claramente sus cartas. La teoría freudiana aflora prácticamente ella solita. Las máscaras representan el subconsciente, lo irreal... así, mientras los personajes las llevan puestas, podrían, a priori, cometer todo tipo de actos que sin las máscaras serían contundentemente reprochados.
Ambos tontean en la fiesta pero no pasa nada: llevaban máscaras.
Sin embargo, cuando Albertine le explica a Fridolin (vaya nombres, por cierto) su infidelidad onírica, sus rostros están al descubierto, sin protecciónes de ningún tipo... Sólo un sueño !!!! pero claro, con el peso de la teoría freudiana detrás, ese sueño toma prácticamente la misma importancia que le da el marido que se siente poco menos que ultrajado.

Fridolin, dolido, inicia su viaje nocturno al país de las tentaciones. De las tres, dos las supera rechazándolas. Sin embargo la tercera le lleva a una mansión donde, nuevamente cubierto con una máscara (de esas de la ópera), le encontramos en medio de un ritual orgiástico. Está en un lugar prohibido para él y en ser descubierto es obligado a desprenderse de la máscara (cosa que rechaza) y, tras un breve juicio, condenado a muerte.
Sin embargo, la intervención de una bellísima mujer, por supuesto enmascarada, le libera de la pena máxima a cambio de su propia vida. Nuestro doctor es expulsado de ese sueño de lujuria y devuelto a la noche y encima se verá atormentado por el misterio de la mujer que se sacrifica por él... ¿acaso es todo un sueño?
Nuestro doctor,absolutamente desorientado, regresa a la realidad, al lecho de su esposa para, muy a su pesar, sumergirse de inmediato en la narración de un nuevo sueño de infidelidad por parte de ésta.
Esta nueva infidelidad onírica le asesta un nuevo golpe que le empuja de nuevo a las calles ahora en busca de realizar las tentaciones que la noche anterior rechazó... pero la surrealista realidad de la noche anterior se ha desvanecido dejándole aún más desconcertado y aturdido.

Un Schnitzler metódico, analista y frío usa el séptimo y último bloque de la novela para desarrollar un desenlace de “manual” Nuestro protagonista, frustrado, regresa por segunda vez al lecho marital para descubrir en él a su muejr, soñadora de infidelidades que duerme junto a la máscara que él había usado en la mansión de la orgía...

Albertine lo acoge en su lecho...
- ¿Estás segura?- le preguntó él.
- Tan segura que sospecho que la realidad de una noche, incluso la de toda una vida humana, no significa también su verdad más profunda.

KUBRICK
Es sabido que, desafortundamente, Kubrick murió antes de acabar completamente “Eyes Wide Shut”. Es cierto que todo el material ya estaba rodado y ordenado y que apenas le quedaba dirigir el montaje y determinar la promoción de la cinta.

No pudo ser. Y aunque “Eyes Wide Shut” fue montada más o menos de acuerdo con lo que se sabía que Kubrick pretendía hacer, no pasó lo mismo con la promoción.
La Warner no se anduvo con niñitas, tomó una imagen de Tom Cruise y Nicole Kidman desnudos ante un espejo, en un “incipit amoris” y divulgó “Eyes Wide Shut” a los 4 vientos prácticamente como si fuera una película erótico-pornográfica con Cruise y Kidman como porno-stars de excepción.

Esta estrategia comercial atrajo a los espectadores a las salas pero, por supuesto, salieron decepcionados.
Ni Kubrick pretendía rodar una película erótica, ni Schnitzler pretendía publicar en “La sonrisa vertical”.

“Eyes Wide Shut” es una película absolutmente kubrickiana, y lo es de cabo a rabo.
Quien se tome la molestia (entre comillas) de acudir a Schnitzler resolverá la mayor parte de los interrogantes que abre la cinta.

¿De qué va “Eyes Wide Shut”?. Me lo han preguntado ya en muchas ocasiones.
La respuesta pasa, sin duda alguna, por Schnitzler.
No trata de sexo, no de infedilidad, no de moral, no de....
Es cierto que responder en poquitas palabras a esta pregunta es, en este caso, especialmente complicado. “Eyes Wide Shut” trata del descubrimiento de sí mismos que experimentan los personajes a través de la introspección. Esa introspección conoce dos caminos: el real (con o sin máscara; de día o de noche) y el onírico (igualmente con o si máscara; de día o de noche).

La película, como la novela, se desarrolla muy lentamente.
Schnitzler baja a los detalles (recordemos que está explicando un relato soñado... en los detalles está la clave) y Kubrik le sigue moviendo muy lentamente la cámara, montando estructuras perfectamente equilibradas y si en algo supera el libro es en la recreación de los estados de ánimo mediante el uso de la luz.

ROJO-AMARILLO-AZUL
Sería una falacia resumir el uso del color en “Eyes Wide Shut” como cálidos. Lo son, pero no siempre. Veremos hasta tres gamas: rojo, amarillo y azul. Kubrick tendría clarísimo cuando usar uno u otro... pero no lo dejó dictado.
Rojo: es el color que acompaña la pasión, el sexo, la acción, la iniciativa...
Amarillo: tierra de nadie, de lugar de encuentro entre la irrealidad de la realidad y l realidad de la irrealidad.
Azul: es el color de los puentes: de los caminos que llevan a la instropección de la consciencia al reconocimiento de la insconsciencia y viceversa...

Sin duda “Eyes Wide Shut” es una película compleja no apta para espectadores de fin de semana en busca de cine-espectáculo.
Una muy buena película para el espectador atento y posiblemente un regalo para el especialista en el más críptico de los Kubrick.

Ramiro Tomé
info@arquera.com